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LA INEPTITUD, LA SOBERBIA Y LA MALA EDUCACIÓN



COLUMNA  DE  PAPEL                            Juan Yáñez

                                                                                Estos tres elementos indeseables de la conducta humana  ocurren frecuentemente y  en el orden preciso y sucesivo  en que los hemos mostrado.
 El primero de ellos es fácilmente superable; basta dejar el espacio y las atribuciones de un cargo para lo que no somos capaces o idóneos,  para que lo ocupen aquellos que sean competentes y hábiles en sus funciones. 
 Aquí solo es necesaria la franqueza y la buena voluntad, que superan  holgadamente con nobleza y cordura a la ineptitud. Esta última palabra,  por otra parte, puede no tener nada de censurable. La aptitud o el correcto manejo para ejercer un compromiso vienen dados por nuestra capacitación y habilidades adquiridas o naturales.
 Difícilmente un calvo sea apto para promocionar un peine, como tampoco un semáforo descontrolado sea capaz de ordenar el transito. Todos tenemos limitaciones y no existe ningún mortal que sea capaz de ejercer con eficacia una función que le sea ajena a sus posibilidades, conocimiento y disposición. 
Pero la cosa cambia y se complica cuando por nuestra soberbia no toleramos la crítica, que puede ser bien intencionada  o no. Eso poco importa cuando nos sentimos capaces y seguros y en el caso que el reproche  sea oportuno y atinado nos puede ser sumamente útil. De esta manera podremos enmendar o corregir lo que hemos  errado y aprender de nuestros desaciertos. 
Y si la crítica llegare a ser  injusta sabremos superarla, tolerarla, responderla adecuadamente o ignorarla.
 Últimamente y de manera generalizada  muchos personajes que ejercen representatividad pública, en diferentes  actividades se han vuelto demasiados susceptibles a las opiniones que de ellos se hacen cuando no les  favorecen.
 Tampoco a ellos les sobra el buen tino para soportar la crítica. Algunos arremeten con incontrolada ira a quienes les cuestionan, opinan o le descubren sus supuestas inconfesables argucias. Y es a partir de aquí que el tratamiento que da a sus críticos el cuestionado personaje, depende de su educación.  Es entonces amigos y queridos lectores, que las palabras que salen de su boca están en relación directamente proporcional  a su mala o buena crianza. Existe una conocida frase coloquial que los pinta de cuerpo entero con absoluta precisión, que dice:  ¡Le salió la clase…! Lo que  evidentemente es cierto.
Ya finalizando lo escrito a manera de prólogo o introito, nos vamos al tema que en realidad queremos abordar. Comenzamos trascribiendo una reciente noticia periodística de la Agencia Efe, fechada en Buenos Aires, el 14 de octubre del presente año. Dice así:   
la Selección Argentina de Fútbol), Diego Maradona (su entrenador) ha ofrecido una rueda de prensa en Montevideo, que los medios de comunicación de Buenos Aires han calificado de vergonzosa y plagada de groserías. El seleccionador argentino ha arremetido contra los periodistas que han criticado la pobre actuación del equipo en las eliminatorias y su tarea como entrenador. “Tengo memoria. Al que no creía, a los que no creyeron, con perdón de las damas, que la chu… y que las sigan chup…. Yo soy blanco o negro, gris no voy a ser en mi vida.  Ustedes me trataron como me trataron. Sigan maman..” declaró el técnico argentino.>
Posteriormente, al siguiente día, Maradona en una entrevista mostró intención de disculparse, sin embargo redobló su apuesta: “No tengo porque disculparme”
 Opinamos que sería conveniente para la salud del deporte en general, del fútbol argentino en particular y todavía más aún para el protagonista, -el otrora inigualable Pelusa-  que se excusara adecuadamente. Esperamos sinceramente en la semana que media que desde que la presente nota escribiéramos y hasta su posterior publicación, lo hiciere y si no él mismo será su principal afectado.  De todos modos lo dicho, dicho está y no hay excusa posible para remediar un  exabrupto de ese tamaño y necedad.  Como corolario agregamos una acertada opinión del matutino Clarín:
“Maradona sigue sin entender que no importa hacia a donde se va sino cómo se va. Muchos como Maradona, no entienden que lo que no saben lograr con dignidad no es culpa de quienes opinan o los critican (periodistas, hinchas cuestionadores, quien sea)”


Publicado en el Diario La Antena de San Juan de los Morros, Venezuela, el 25.10.09