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EL café de Hansen |
27/12/2008 - 00:00Clarin.com
Noticias
Hallan restos de un mítico
café tanguero y
túneles de una usina. Se trata del Café de Hansen, una de las
cunas del tango en la Ciudad. Funcionó entre 1877 y 1912 y
aparece nombrado en tangos y películas. La usina, construida en
1883 por orden de Sarmiento, era para abastecer al Parque Tres de
Febrero.
túneles de una usina. Se trata del Café de Hansen, una de las
cunas del tango en la Ciudad. Funcionó entre 1877 y 1912 y
aparece nombrado en tangos y películas. La usina, construida en
1883 por orden de Sarmiento, era para abastecer al Parque Tres de
Febrero.
Debajo de unos 50
centímetros de tierra continúa oculto el piso de uno de los reductos más
célebres de la Ciudad. En el cruce de las avenidas Figueroa Alcorta y
Sarmiento, frente al Planetario, un grupo de arqueólogos descubrió restos del
Café de Hansen, inaugurado en 1877 y considerado como una de las cunas del
tango, que se terminó de masificar en 1890. Allí, según describen algunas
crónicas de la época, en las noches de milonga se podía ver a "la rubia
Mireya", la que popularizaron Manuel Romero y Francisco Canaro en el tango
"Tiempos viejos" Es el mismo café en el que se prohibió tocar y
bailar la milonga "El esquinazo", porque los parroquianos seguían el
ritmo golpeando las copas con los cubiertos: "Nada me importa de tu amor,
golpea nomás, el corazón me dijo. Que tu amor fue una farsa, aunque juraste y
juraste que eras mía".Pese a su popularidad el café no se salvó de la
picota y fue demolido por orden del intendente Joaquín S. de Anchorena en 1912.
Así, buscando ampliar los accesos hacia el velódromo, el intendente terminó por
derribar un café tan pródigo en leyendas y mitos como en contradicciones. Es
que historiadores, arqueólogos, cronistas y aún testigos de la época no logran
ponerse de acuerdo sobre quiénes frecuentaban el café y qué cosas sucedieron en
la casona
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Salón del Cafe de Hansen |
Enrique Cadícamo lo describió como "un salón de baile,
concurrido por gente calavera de diferentes rangos. Era un ambiente bravo, pero
muy divertido". El compositor, uno de los preferidos de Carlos Gardel,
delineó un perfil del lugar casi como si lo hubiera conocido. Pero Cadícamo
nació en 1900. ¿Habrá ido antes de su demolición, con menos de doce años de
edad, o transmitió lo que alguien le contó?Otros aseguran que el lugar era
frecuentado por la clase alta de Buenos Aires y que incluso no se bailaba tango
porque estaba prohibido, como en todos los sitios públicos por aquellas épocas.
Lo cierto es que el café tuvo dos dueños que dejaron su impronta: "El
propietario original, Juan Hansen, transformó la vivienda que se cree que fue
una de las que tuvo Juan Manuel de Rosas en Palermo. Se dice que los
parroquianos bailaban, sotto voce, en el patio trasero", describe Daniel
Schavelzon, de la Dirección General de Patrimonio e Instituto Histórico
porteño, también al frente del Centro de Arqueología Urbana de la UBA. El
caserón le daba la espalda a Figueroa Alcorta y desde una galería y sus
terrazas se podía ver, hacia el frente, el Río de la Plata. Para 1892 cambió de
dueño y, ya con el tango instalado como un ritmo popular, hicieron su aparición
orquestas, músicos y bailarines.Hoy sólo pueden verse, debajo de en una carpa
que montó el Ministerio de Cultura porteña, los restos de una botella y un
pequeño trozo del piso de ladrillos: "La idea es seguir excavando pero
vamos a aprovechar el hallazgo para instalar la zona como un paseo en el que
los vecinos conozcan el perfil que tenía la Ciudad en aquellos años",
prometió el ministro Hernán Lombardi. Muy cerca de donde estaba el Café de
Hansen el intendente de Buenos Aires durante la dictadura, Osvaldo Cacciatore,
mandó a construir una fuente que será reemplazada por un escenario dedicado al
tango. A metros del Café de Hansen, cruzando Figueroa Alcorta primero y Adolfo
Berro después, el mismo equipo de arqueólogos halló una red de túneles y
sótanos que aún están en recuperación.
Los túneles son de 1883 y eran parte de
la infraestructura de la que sería la primer usina eléctrica de la Ciudad. La
orden de construirla fue de Domingo F. Sarmiento, cuando era director del
Parque Tres de Febrero. "Por entonces no había un sistema centralizado de
electricidad. Esta usina sirvió para iluminar el parque, inaugurado dos años
después, y muestra la envergadura de la creación del paisajista francés Carlos
Thays", describe Néstor Zakim, de la Dirección General de Patrimonio.Los
túneles tienen alrededor de un metro de diámetro y están revestidos con
ladrillos, sostenidos por vigas de hierro. Y en medio de la tierra, los escombros
y la humedad, los antropólogos auguran más descubrimientos. Ubicados debajo de
la sede del MOA -Monumentos y Obras de Arte, en donde se restauran y reparan
los monumentos de la Ciudad- la idea es que los túneles puedan ser visitados
por la gente. Pero los trabajos recién comienzan. Antes habrá que poner en
valor los edificios que están sobre los túneles, ahora prácticamente en ruinas
y abandonados, pese a que allí hay gente trabajando y que ocupan un lugar
preferencial de la Ciudad, a metros del Jardín Japonés. De hecho es casi
imposible ver la sede del MOA desde Libertador o desde Alcorta y menos imaginar
que allí se trabaja en la restauración de obras de arte. "La idea es
también habilitar una muestra permanente de arqueología de la Ciudad. Cosas que
hoy están desperdigadas o guardadas en depósitos y que no se exhiben en ningún
lugar", cuenta Schavelzon.Los túneles luego pasaron a transformarse en un
depósito de acetileno y querosene y para 1956 quedaron
inutilizados.VideoImágenes del hallazgo en: www.clarin.com
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Los Túneles de la usina elécrtrica |