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Amado Granell durante la Guerra Civil. foto de la colección de evelyn mesquida |
2ª GUERRA
MUNDIAL
El héroe
olvidado de París
Francia
publica la primera biografía del teniente Amado Granell
Lo hace 71
años después de encabezar la liberación de la ciudad tomada por los nazis
KRISTIN
SULENG. EL PAÍS MADRID
Valencia 22 FEB 2016 - 18:32 CET
Amado
Granell
Su hazaña,
ser el primer oficial aliado en liberar París de la ocupación alemana, fue el
símbolo del triunfo de la Francia libre sobre el fascismo. La mítica portada
del diario Libération retrató su rostro un día después de entrar en la alcaldía
parisina el 24 de
agosto de 19 44 al frente de la Nueve, la compañía de españoles
integrada en la Segunda División Blindada del general Leclerc. Pero su nombre
fue borrado del pie de foto. En aquella Francia liberada no podía encajar que
un soldado español, el teniente Amado Granell, reluciera entre los héroes de su
historia nacional como el libertador de París.
“Estamos
orgullosos de haber luchado por Francia. Queremos ser soldados dignos de
Francia, pero sin renunciar a ser españoles”, respondía Granell en una emotiva
misiva en 1946 a
quienes negaban la participación de los españoles en la liberación de París por
el hecho de no ser franceses. La carta aparece entre las hojas de Amado
Granell, le liberateur de Paris, la primera biografía del teniente valenciano
que verá la luz en Francia a finales de febrero, editada por L’Harmattan.
Su autor,
el historiador Cyril Garcia (Lyon, 1986), concede al oficial el lugar que nunca
tuvo en los libros de Historia. Retratado como gran militar español del siglo
XX en la Guerra Civil y en la II Guerra Mundial, laureado con la Legión de
Honor de la República Francesa y protector del general De Gaulle durante el
desfile de la Victoria en los Campos Elíseos, la esencia de Granell reside en
el ciudadano comprometido por asegurar la transición democrática en España
entre los monárquicos y la izquierda después de la guerra, a través de los
contactos con Juan de Borbón, Indalecio Prieto o Largo Caballero.
“Esas
razones hacen de Granell un hombre central de la historia contemporánea
europea”, sostiene Garcia, diplomado en el Instituto de Estudios Políticos de
Toulouse y doctorando en Historia Demográfica de Argelia. Bisnieto de murcianos
y oscenses emigrados en los años veinte para trabajar en fábricas y minas de
Lyon y Pau, este joven historiador conoció por primera vez la historia del
teniente a través de la lectura de la edición francesa de La Nueve, la primera
monografía dedicada a los españoles de la liberación de París, de la periodista
alicantina Evelyn Mesquida.
Estamos
orgullosos de haber luchado por Francia. Queremos ser soldados dignos de
Francia, pero sin renunciar a ser españoles
AMADO
GRANELL, EN UNA MISIVA EN 1946
Olvidados a
ambos lados de los Pirineos, los españoles fueron apartados del imaginario de
la Resistencia durante 60 años. Pero la primera biografía francesa de Granell,
un esmerado estudio de tres años de investigación, aparece en una Francia muy
distinta, la de los homenajes cívicos e institucionales, como el discurso del
presidente François Hollande el 25 de agosto de 2014 o la inauguración de un
jardín en memoria de La Nueve en junio de 2015 en el Ayuntamiento de París con
la presencia de los Reyes de España.
En ese
clima de recuperación histórica, el prefacio, a cargo de Michel Goya, coronel
de la Infantería de Marina francesa, hijo de republicanos españoles y destacado
especialista en historia militar del Instituto de Estudios Políticos de París,
simboliza el reconocimiento público que un escogido grupo de militares
encabezados por el general Michel Roquejoffre brinda al papel de los
extranjeros del Ejército francés durante la gran guerra, como gesto insólito en
un estamento hermético al debate histórico.
La escena
emblemática con los pies en la playa de Normandía, donde el oficial se
prometiera no abandonar la guerra hasta lavarse las manos en el Rin, encarna
todo el coraje, la elegancia y la dignidad del personaje, explica Garcia. Pero
leer la vida de Granell también es comprender las ideas de una izquierda
reformista, no dogmática y respetuosa con las libertades públicas, las que
marcarían la vida del teniente hasta perderla en un accidente de tráfico en
1972 en la localidad valenciana de Sueca. Ese compromiso por la libertad
todavía está huérfano del reconocimiento institucional en España. “Ni el PSOE
ni el PCE lo hicieron. Quizás hoy un partido como Podemos tendrá la voluntad de
alzar la figura de este verdadero héroe popular en la historia española. Pero le
corresponde al Estado español hacer ese trabajo con una rehabilitación y una
promoción debidamente merecida”.