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Mario Díaz-Balart, congresista de Estados Unidos |
OPINIÓN DEL BLOG
La política exterior de Obama presenta muchos huecos que van en menoscabo de su gestión y de su país. Un presidente dubitativo y falto de definición en la nación más desarrollada del mundo es una razón por demás preocupante. El tiempo es oro y dejar pasar el tiempo cuando se debe emplearlo para ejecutar lo perentorio, preciso e inaplazable, es una grave irresponsabilidad que afecta a todos. Obama suma un error tras otro y es la gente inocente que se encuentra en todo el planeta, la que sufre, calla y todavía tiene la santa virtud de confiar en Dios. ¿Será que el presidente Obama olvidó que la valentía es una virtud ineludible para gobernar, o que el cargo que ostenta le queda demasiado grande...?
Por Gustavo Ocando Alex /
Washington / gocando@laverdad.com
Mario
Díaz-Balart, congresista de Estados Unidos, afirma que es “relativamente fácil”
identificar y sancionar a corruptos venezolanos en su país. El legislador
conversó con La Verdad
en Washington. Critica a Obama por ignorar el apoyo bipartidista del Congreso
para sancionar a violadores de DDHH en Venezuela
El congresista estadounidense
asegura que funcionarios venezolanos han saqueado las arcas de la República para comprar
bienes en su país.
Domingo,
27 Julio 2014 00:008447 CLICS
Mario
Díaz-Balart desdeña la “dictadura en Venezuela” sentado en su oficina de
Washington sobre un reluciente sillón de cuero negro. Tres mil 300 kilómetros le
distancian de Caracas, pero desde allí olfatea con facilidad la piel de un
régimen que le recuerda al de su tío: el mismísimo Fidel Castro.
Que el
líder de la revolución cubana se haya casado y divorciado de su tía Mirta a
mediados del siglo pasado, cinco años antes de ser presidente, parece haberle
curtido en la particular labor de identificar dictadores. Él ni había nacido
cuando hubo las nupcias y la separación. Pero ambos comparten lazos
imborrables: “Fidelito” Castro Díaz-Balart es, por ejemplo, primer hijo del
barbudo dirigente y primo hermano de sangre del legislador estadounidense.
Para él,
congresista del distrito 25 de Florida y representante de ese estado en la
cámara baja desde 2003, Nicolás Maduro preside un gobierno de corte totalitario
similar al isleño.
“Es una dictadura, mi padre la
llamaría dictadura descafeinada, porque tratan de aparentar que no lo son”.
Entre una
amplia ventana ubicada a sus espaldas fulgura el Capitolio bajo el sol de la
1.20 de la tarde. En la sede legislativa de Estados Unidos, ubicada a un mero
cruce de acera desde este búnker administrativo, Díaz-Balart votó el 28 de mayo
pasado en pro de la resolución que sembró el miedo en los huesos de un puñado
de corruptos en Venezuela.
La
legislación 4587, aprobada gracias al consenso entre demócratas y republicanos,
contempla sanciones en territorio norteamericano contra violadores de derechos
humanos y censuradores de prensa en Venezuela. El retiro de visas, el bloqueo
de transferencias financieras, así como la congelación de bienes y propiedades,
son puntas de lanzas de la normativa.
Y en la Cámara de Representantes
aún esperan el último envión desde el Senado hasta la oficina oval de Barack
Obama para su ejecución.
Boliburgueses en Florida
Díaz-Balart,
hombre de voto conservador y fiel acólito del embargo a Cuba, estruja ambos
brazos de su asiento y frunce el ceño al hablar de Miraflores. Exuda
indignación. Jura que no pocos oficiales venezolanos han saqueado las arcas de la República para comprar
bienes en su estado.
“Muchos
de ellos han robado los fondos del pueblo y los han usado para comprar
mansiones y yates en el sur de la Florida. En Venezuela se la dan de populistas,
pero han usado ese dinero no para ayudar al pueblo venezolano. Estamos hablando
de miles de millones de dólares”.
Es reacio
a develar en detalle cómo el Gobierno federal detectará a esos legitimadores de
capitales robados. La legislación 4587, sin embargo, da un plazo de 90 días al
presidente Barack Obama para que remita a los comités del Congreso la lista de
personas que califican como violadores de derechos humanos y de libre prensa. A
partir de allí iniciaría la cacería de bienes tintados de corrupción. Esa lista
preparada por la Casa
Blanca reposará en las oficinas del Capitolio solo si la ley
sobrevive al crisol del Senado.
La tarea
de ubicar las propiedades y cuentas “manchadas” es, sin embargo, una tarea
relativamente sencilla para la administración Obama. “Es fácil saber quiénes
son, dónde están. En muchos casos las han comprado a nombre de otras personas
para tratar de ocultarlas, pero es fácil de saber”.
Apetito bipartidista
Entre las
paredes blancas y azules de la oficina de Díaz-Balart, tanto como en el mismo
Capitolio, se palpa el apetito de justicia con respecto a Venezuela. Sobre el
tema hay consenso bipartidista, lo cual en Norteamérica es mucho decir en
política. Demócratas y republicanos quieren implementar las sanciones. Pero en la Casa Blanca reina, por
ahora, la prudencia sobre medidas así de tangentes.
“Hay
apoyo bipartidista de la cámara para presionar, sancionar a los que están
violando derechos humanos y para demostrar solidaridad con el pueblo
venezolano. Hasta ahora no hemos visto que el presidente Obama haya querido
demostrar ese tipo de solidaridad. Es un reto que tenemos con él. Esperamos que
recapacite y se una a tratar de ayudar al valiente pueblo venezolano”.
Los diez
minutos de entrevista se agotan. Otro punto en la apretada agenda aguarda tras
la puerta. Díaz-Balart sonríe, posa para una fotografía frente a un armario
repleto de libros y al lado de una bandera estadounidense que guinda de un
pendón dorado. Antes, aún sentado frente al grabador, había mencionado que él y
sus colegas aumentaron los fondos para “ayudar al proceso democrático” en
Venezuela. Urge una última pregunta.
- ¿Está
consciente de que esos fondos son interpretados en Venezuela como parte de una
conspiración?
- Todas
las dictaduras siempre critican cuando alguien trata de ayudar a los que están
luchando por la libertad. Estamos tratando de hacer todo lo posible para que
haya consecuencias sobre los que cometen violaciones a derechos humanos. Si uno
se va a preocupar por lo que piensan ellos en Venezuela…
Sabrá
bien de ello el sobrino político de un individuo como Fidel.
“Cuando un gobierno comienza a
censurar a la prensa, a arrestar a miembros de la oposición, a violar los
derechos básicos del pueblo, es una dictadura”
Mario Díaz-Balart,
congresista de EEUU
Bloqueo de bienes
La
legislación 4587 aprobada en cámara baja del Congreso de EEUU autoriza “el ejercicio
de todos los poderes concedidos al Presidente por el Acto de Poderes Económicos
Internacionales de Emergencia para bloquear y prohibir todas las transacciones
en propiedad y bienes (de violadores de derechos humanos y de libre información
en Venezuela) si tales recursos se encuentran en Estados Unidos, se transfieren
a través de las vías de Estados Unidos o son posesión de estadounidenses”.