
A nuestro nieto querido, Christopher
Lucy

El pasado martes 29 de septiembre el "Daily Mail" londinense publicó que Lucy O´Donnell, la que había inspirado una canción de los Beatles había fallecido. La simple nota necrológica no nos decía mayor cosa, leída así por encima porque creíamos desconocer a esta persona. Sin embargo, prosiguiendo la lectura de la noticia nos enteramos que Lucy es una célebre y querida conocida nuestra, como lo es de muchos de ustedes…, amables lectores. Es ella la heroína de la archiconocida y hermosa canción de Los Beatles: “Lucy en el
cielo con diamantes”. Esta bella mujer de 46 años de edad, una sencilla ama de casa inglesa, fue cuando niña, motivo de inspiración para que John Lennon compusiera la conocida pieza musical. Asistió Lucy a la misma escuela que su hijo Julián y en una oportunidad cuando ambos compartían el preescolar, el primogénito del desaparecido ex Beatle, llevó a su casa un dibujo que había hecho de su compañera, al que había agregado unas estrellas en el cielo y que tituló: “Lucy con diamantes en el cielo”. Allí el niño sin siqu
iera sospecharlo, estaba inmortalizando a Lucy en el mensaje de una popular canción que su padre creó. Durante mucho tiempo se especuló que su letra estaba dedicada al L.S.D, la perjudicial sustancia alucinógena. (Opinión equivocada que se originó por tener el título de la canción, -en inglés- las mismas iniciales de la droga "Lucy in the Sky whith Diamonds"). Afortunadamente hoy sabemos que no es así; la inspirada canción fue compuesta a partir de un dibujo en los que un niño expresaba su más puro y valioso sentimiento de afecto. Del blog “elmundosigueahi, de Roberto Arancibia, recogemos una atinada exégesis que colinda con nuestro tema y esteticamente enlaza la poesía con la ciencia y dice así: “John tenía razón…! Hay diamantes allá arriba! Y uno está flotando cerca de la constelación del Centauro. Los astrónomos del Centro de Astrofísica Harvard-Smithsonian descubrieron una estrella hecha de carbón cristalizado que mide 1.500 km. de diámetro. Es un diamante hermoso y enorme, jamás imaginado por el más loco joyero terrestre. Se encuentra a 50 años luz de nosotros y es el corazón comprimido de una antigua estrella que alguna vez brilló como el sol…luego perdió la luz…y colapsó….”


